No solamente Franz Kafka se despertaba en el pellejo de Gregorio Samsa, con la sensación de haberse convertido en un gigantesco escarabajo, debido a la monumental presión de poderes omnipotentes y negativos sobre su endeble sensibilidad. Son muchos los artistas y escritores de su talante que se han sentido alguna vez o durante toda la vida aplastados por el peso de una alteración emocional, una debilidad o una incurable fobia o paranoia. El caso de Kafka es uno de los más conocidos, pero también sobre el que más se ha especulado.